Donde cae la responsabilidad

By Selim Can Sazak (ES), December 20, 2012

En su segundo ensayo de la Mesa Redonda, Maryam Javan Shahraki censuró abiertamente las ideas que yo expresé en mi primer ensayo. Al mismo tiempo, presentó las intenciones nucleares de Irán como claramente pacíficas. Sus argumentos, después de un análisis detallado, no pasan la prueba de la realidad.

Shahraki afirma que he categorizado equivocadamente a Irán y a Corea del Norte dentro de un ” solo bulto satánico de amenazas”. Aunque no comparto la idea del “eje del mal”, a la cual Shahraki alude tácitamente, creo que sí es adecuado colocar a Irán dentro de la categoría de naciones que ponen en peligro temerariamente a la estabilidad regional y la seguridad global al poseer o intentar adquirir armamento nuclear. Si mi colega tiene un problema con esta categorización, la culpa no está en mi análisis, más bien se encuentra en las políticas iraníes.

Luego, Shahraki me culpa de no “distinguir entre el miedo legítimo que podría suscitar si se llevase a cabo la proliferación en una nación y la ansiedad totalmente diferente que rodea el programa iraní de enriquecimiento de uranio”. Desde mi punto de vista, me es difícil ver la diferencia, especialmente cuando el enriquecimiento de Irán ha sobrepasado el nivel necesario para abastecer las plantas nucleares y está actuando de tal manera que levanta serias preocupaciones en cuanto a posibles dimensiones militares de su programa nuclear. Dada la opacidad del programa nuclear iraní, otras naciones tienen razón en no esperar a la ceremonia de inauguración para reconocer que la proliferación iraní es una amenaza. Acerca de la afirmación de Shahraki respecto a que no pude explicar” por qué Irán podría provocar el efecto dominó de proliferación en el Medio Oriente”, ella misma proporciona parte de la explicación al mencionar el armamento nuclear en Israel y Asia del sur. Se podría argumentar que el armamento nuclear en estos países ha causado un efecto dominó en Irán, y que, en cualquier escenario plausible de proliferación, Irán seguiría causando el efecto dominó, al llevar a sus vecinos circundantes y rivales políticos y religiosos a instaurar sus propios programas nucleares.

Finalmente, Shahraki dice que favorezco una carrera armamentista, con lo cual ella no está de acuerdo. Pero se supone que un proponente a favor de dicha carrera armamentista, también apoyaría la diplomacia nuclear de EE.UU., las capacidades nucleares israelíes y la adquisición planeada de armas en Turquía. Yo no apoyo a ninguna de estas. De cualquier modo, rehusarse a darle a Irán la carta blanca por sus transgresiones nucleares no es belicismo. Al contrario, es una tentativa sincera de equilibrar las culpas.

El miedo al escrutinio. A estas alturas es hora de respaldar los argumentos descritos arriba con algunos hechos sobre el programa nuclear iraní.

En un informe en noviembre de 2012, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) señaló que el número de centrifugadores en las instalaciones de enriquecimiento en Natanz y Fordow en Irán había aumentado. Se calcula que la producción de uranio poco enriquecido en la instalación nuclear Natanz tiene un total de más de 7.600 kilogramos desde que empezaron a operar las cascadas nucleares en 2007. En teoría, esto sería suficiente para fabricar seis o siete armas nucleares si el combustible fuera enriquecido a niveles aptos para armamento. Un indicio de que el programa nuclear de Irán tiene dimensiones militares es la construcción de un reactor moderado de agua pesada para la investigación en Arak — el que podría producir plutonio y ofrecer otra ruta hacia una bomba. Ante el peligro de una actividad potencial vinculada al armamento — y recordando que Irán llevaba a cabo operaciones en las instalaciones de Natanz y Arak en absoluto secreto hasta que un grupo disidente expuso todo — es difícil confiar en la buena fe acerca de la no proliferación de Irán.

Aunque se le otorgue el beneficio de la duda a Irán, las imágenes satelitales que sugieren actividades de limpieza de la instalación para pruebas de explosivos en Parchin requerirían una explicación íntegra y apremiante, al igual que la negación de Teherán de otorgar completo acceso al OIEA a varias instalaciones, incluyendo Parchin. Sin mencionar el continuo rechazo de Irán de implementar el Protocolo Adicional del Tratado sobre no proliferación nuclear, al igual que las disposiciones conocidas como el Código 3.1, que requiere que Irán se someta a la autoridad del Organismo la información de diseño para las nuevas instalaciones a la brevedad posible. ¿Por qué temen al escrutinio si no tienen nada que esconder?

Encarar los hechos puede ser difícil y desagradable, especialmente cuando incide de forma negativa en su propia nación. Sin embargo, en el ámbito académico, no podemos permitir que las lealtades y emociones nublen nuestro juicio y limiten nuestro rigor intelectual.

El Presidente Harry Truman tenía en su escritorio un letrero que decía, “la responsabilidad cae aquí”. A los académicos también se les prohíbe pasar la responsabilidad a otros. Como académico, tengo que llegar a la conclusión de que, en el caso iraní, la responsabilidad no está en ningún lado sino en la puerta de Teherán.



 

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